22.11.14

"La vida de Adèle", un azul pasión



El mérito principal de "La Vida de Adèle", es que Kechiche te empieza contando la vida de una completa desconocida y acabas conociéndola por completo. Gran parte de ese mérito lo tiene la hasta entonces también desconocida, Adèle Exarchopoulos, que no puede hacer mejor ese papel que lleva su nombre.

Lo mejor de la película no es lo que te cuenta, es el cómo te lo cuenta, que desde el punto de vista de la realización, es lo que más nos importa.

Kechiche se salta una de esas reglas del paradigma clásico del cine (si es que hay que poner reglas en el cine) al hacer un uso continuo de primeros planos y planos detalle. Eso sí, lo hace de manera totalmente justificada, lejos de ocasionar el exceso es perfecto para lo que quiere transmitir. Todos esos planos detalle de la boca, los labios, las manos, la boca, las orejas, la nariz, la boca, los ojos, la boca...
Esa sensación de no necesitar un plano general para contextualizar el escenario, porque no nos importa. Durante toda la película nos da la sensación de que Adèle y Emma se miran, no existe nada mas.


Por momentos, es como si pudieses vivir tú mismo la vida de la protagonista. Estámos tan cerca de ella y "tan pegados" durante toda la película que llegamos a ser Adèle. Desde que se despierta hasta que se acuesta seguimos con ella y los planos en los que no aparece, son casi inexistentes.

Lo que te dice Adèle no te lo dice con palabras, te lo dice con sus gestos, su pelo, sus labios y con esos planos en los que podemos ver todo de ella. Una belleza perfecta dentro de la imperfección, no hay maquillaje y no se echa en falta, toda esa naturalidad es la gran magia que tiene la película.


Aunque la película se centra por encima de todo en el personaje de Adèle, "La vida de Adèle" no sería la misma sin ese toque azul tan importante que pone Léa Seydoux. Otro de los grandes logros de la peli, es que sabe retratar perfectamente esas dos personalidades que se complementan pero que son increiblemente diferentes. Adèle vive por y para su pareja dejando en un segundo término el resto de cosas, Emma en cambio, busca un equilibrio entre todas las cosas que son importantes en su vida.


De los 180 minutos que dura la película, no sobra ninguno, ya que cada minuto cuenta para conseguir meterte dentro, conocer completamente al personaje y además, dejarte con la expectativa de un final que no ha llegado pero que llegará.

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