'Los juegos del hambre: en llamas'; política y entretenimiento
Un tema bastante pantanoso, sobre todo en los tiempos que corren de ataque contra el sistema, que podría suponer un paso en falso hacia la consolidación de una franquicia que busca ofrecer la idea de que sí, otro tipo de orden es posible.
Y sorprendentemente, lo consigue.
Si la Katniss que vemos al principio de esta historia es la que es, es porque hará un año la obligaron a hacer cosas de las que todavía deberá librarse para poder llegar a ser quien tiene que ser.
Katniss se da cuenta de que tiene que seguir manteniendo su amor por Peeta ante las cámaras, aun a pesar de lo mucho que está dañando a ese chico, para que su familia y ella puedan seguir viviendo.
El problema es que no solo afronta esos compromisos con el Capitolio: la Chica en Llamas y su Sinsajo se han convertido en estandarte de una revolución que surge en las calles. Ella hizo un voto para sobrevivir, y no se da cuenta hasta ahora que esa supervivencia tenía aparejada el cambio de toda una sociedad.
A Jennifer Lawrence le toca el papel-caramelo del año, una actriz buena lo defendería sin problemas, una actriz buenísima como ella lo hace carne. El estandarte de esta saga es ella, y cada vez queda más claro.
Si el presidente Snow en la anterior era apenas un capitoste de opereta, aquí desde la primera escena, y con un Donald Shuterland que saborea perversamente cada palabra, nos deja claro que las reglas han cambiado, se come o se es comido.
Es una película mucho más política que su precedente, y se agradece que le hayan dado tiempo a eso, pues vemos que Katniss y Peeta son juguetes del Capitolio y en los diferentes Distritos la gente les incita a ser algo más que eso.
Que esa es otra: la muy puñetera lleva dos películas sin tomar una decisión que surja conscientemente desde ella misma y altere significativamente la trama. No me parece mal para recalcar que no acaba de ver clara su posición en todo esto, pero espero que el cambio de expresión que vemos al final sea el principio de algo mucho más jugoso.
(Inciso: narrativa pura, convergencia de todas las tramas de la historia en una simple expresión, y Jennifer Lawrence cumple con el reto. Final a capón, pero buen final)
Un cambio de escenario agradecido y con buenos nuevos misterios, pero todas las figuras que pululan por ellos, pese a su inicial nervio (la sorprendente Jena Malone, el noble Sam Claflin) parecen más muñecotes que avanzan la acción, salvo momentos puntuales que demuestran ser algo más.
En definitiva, y a perdonar el juego de palabras, una película en llamas, que rompe, rasga y no se detiene. A ver a dónde nos lleva el vuelo del Sinsajo.
Etiquetas: Acción, Cine, Critica, Jena Malone, Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Los Juegos del Hambre, Los Juegos del Hambre: En Llamas, Phillip Seymour Hoffman, Sam Claflin, Supervivencia
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