7.6.14

"Al filo del mañana"; el héroe contra el tiempo y el azar


Se echaban de menos. 
Historias que no dependen de nada ni nadie, que van como un tiro y confían infinitamente en sus posibilidades.
'Al Filo del Mañana' lleva como una medalla el pertenecer a esta tradición, y precisamente esa mal definida "cortedad de miras" la lleva mucho más lejos que nada. 
El teniente coronel Bill Cage es un chupatintas que nunca ha pisado el campo militar ni tiene intención de hacerlo. Tom Cruise, por primera vez, se permite ser el cobarde reconvertido de la historia, y fíjate que no le queda nada mal.

Y sin embargo, es llevado ante el frente la noche decisiva de la invasión, que determinará el curso de la guerra contra los Mímicos, alienígenas que se expanden como un virus. 
Es decir, una auténtica pesadilla para alguien como él, ajeno a todo el entramado militar, pero podría ser peor. Podría tener que repetir, y de eso se va a hartar.
Doug Liman elige una estructura interesante: la continua elipsis de bucles temporales. 
No sabemos cuántas veces Bill Cage ha estado en la misma situación, ni cuántas veces ha tenido que morir, ni cuántas veces ha sufrido un callejón sin salida. 
Es un personaje que conoce todas las posibilidades de su historia, y no deja de ser curioso que incluso así su situación es tremendamente complicada: atrapado por los poderes invasores y los poderes políticos, sin credibilidad ninguna ante nadie y con horas para resolver la salvación de la humanidad.


Podría ser una buena trama de acción si no fuera porque Rita Vratanski también forma parte de ese vivir, morir, repetir. 
Es extraordinario ver como, de herramienta útil contra la invasión, Rita pasa a ser el ancla emocional de Bill. No tiene a nadie, ni tiempo para estrechar lazos con nadie, pero ella le comprende porque pasó por la misma situación que él. 
Poco a poco, él conoce a ella, y pese a empezar de cero cada día algo se forja: algo semejante a un vínculo. En una situación así, probablemente solo sea el entendimiento de otra persona lo que te puede mantener cuerdo.
Llegamos, sin darnos cuenta, a un extremo opaco: ya no se trata de ganar, se trata de ganar sin perder. 
Bill le dice a Rita "ojalá no te conociera... pero te conozco". Razón de más para lamentar ese bucle que le mantenía libre de errores, pero ahora le hace propenso al más grande de todos, al tener que conseguir la partida perfecta.


Bucle, tras bucle, tras bucle. Las apuestas suben, el peligro está a la vuelta de la esquina, y Bill aprende a no solo cuidar de si mismo. 
¿Es posible no tender al error en el azar? Esta película responde eso. Y de qué forma.

P.D: No se parece en nada a su contrapartida literaria 'All You Need is Kill'. Pero tampoco creo que importe, teniendo en cuenta que desarrolla una historia con igual garra. 
Una lección de adaptación profana bien entendida.

Nota: 8 / 10

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