El Celo

El Celo es el primer largometraje del director mallorquín Antoni Aloy. Es una adaptación de la obra de Henry James, Otra vuelta de tuerca.

La película cuenta con varios factores que contribuyen al toque especial que tiene: un reparto internacional en el que se encuentra Lauren Bacall, una puesta en escena que para mi gusto es un regalo para la vista y un modo de contar la historia que no deja indiferente.

Empezando por el reparto, el director consiguió que ni uno fallara a la hora de transmitir su papel, aspecto que me parece muy importante ya que si una de las interpretaciones flaquea, o directamente es terrible, es casi seguro que se convierta en un motivo para que la película no guste y que mientras se ve, el espectador se salga de la historia. Este no es el caso, pero cabe destacar la interpretación de Nilo Mur, quien interpreta a Miles, un niño de 11 años. A pesar de su edad, sobresale sobre los demás actores, primero, porque su papel estaba cargado de intensidad, segundo, porque no se dejó ni un ápice de esta intensidad, toda la energía de su personaje, hasta el lado más perverso, consigue llegar al espectador.

En cuanto a la puesta en escena, en la que incluyo no sólo el paisaje sino también los encuadres y planos, la película se caracteriza por utilizar planos muy abiertos en los que se contempla un espacio lleno de vegetación de un verde brillante, y con los que se crea una contradicción entre esta belleza y los oscuros secretos que va descubriendo la institutriz, Sadie Frost, a lo largo de la película. También hace uso de planos poco comunes o no justificados que refuerzan la sensación de incertidumbre y tensión, y en ocasiones juega con la sorpresa pero manteniéndose en la sutileza, podría decirse que de manera elegante. Encuadres muy medidos y una luz muy cuidada hacen que obtenga mucho atractivo.

Por último, si por algo se caracteriza esta película, es por la forma de contar la historia. De Otra vuelta de tuerca se han hecho adaptaciones de ópera, teatro, cine… De las que he tenido la oportunidad de ver, sin duda esta es la más original por definirlo de alguna manera. Y es que en este caso, se trata de una de esas películas que cuando llegas al final no comprendes lo que ha sucedido en la historia, pero a la vez deja un buen sabor de boca, porque esa confusión, era lo que pretendía el director y no cabe duda de que lo consiguió. Sin embargo, no te rindes a que no la has comprendido, le darás vueltas durante uno, dos o tres días, y entonces, todas las piezas del rompecabezas que Aloy ha dejado en el aire encajan, y te das cuenta, de que es mejor aún.

La escena más representativa de la película es sin duda la que protagonizan Miles y la institutriz. Desde mi punto de vista, está llevada y conseguida con un tacto que no cualquiera puede llevar a cabo, y es que, lo que al principio parece una conversación trivial, poco a poco, te va transmitiendo una tensión sexual, que dada la edad de los personajes, te parece impensable, y entonces entras en contradicción: no puede ser tensión sexual, pero cada vez es más evidente.

Lástima que esta película no tuviera la suficiente tirada para darse a conocer por más gente, es una obra que transmite, confunde y queda grabada en la mente.

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