El silencio de los corderos
“El silencio de los corderos”, Quid pro quo Clarice…
“Buenas noches Clarice” frase con la que saluda el psiquiatra Hannival Lecter a la joven agente del FBI Clarice Starling, encargada de obtener un perfil psicológico y datos del asesino Buffalo Bill, responsable de las muertes de varias jóvenes adolescentes, con la ayuda de Lecter.
16 minutos de un Anthony Hopkins (sólo aparece en pantalla este tiempo de los 118 min que dura la película y durante los cuales nunca parpadea) y una Jodie Foster que no dejaron indiferente a nadie, ni al propio director, pues se planificaran escenas adicionales para desarrollar los orígenes de los gritos de los corderos pero, Jonathan Demme quedó tan impresionado con la interpretación que decidió abandonar la idea diciendo “Bueno, supongo que no tenemos que ir a Montana” (donde tendrían que rodar el flashback). La carga emocional que transmiten sus rostros tiene tanta presencia y carácter en pantalla que es un verdadero deleite para todos los espectadores. Según va pasando la película más deseas que se repitan estos breves encuentros.
No podemos dejar de mencionar la también maravillosa interpretación de Ted Levine como Buffalo Bill. El antagonista de “El silencio de los corderos” está basado en la realidad, pues es una mezcla de tres legendarios asesinos en serie: Gary Heidnick famoso por encerrar a sus víctimas en un pozo, De Gein despellejaba a sus víctimas, y Ted Bundy solía llevar una escayola en el brazo para atraer a sus víctimas hasta su coche.
Etiquetas: El silencio de los corderos, Jonathan Demme, Suspense psicológico, Terror, Thomas Harris, Thriller
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