3.11.11

Tintín y su visión diferente

Todo el mundo ha oído alguna vez hablar de Tintín y su perrito Milú. El archiconocido director Steven Spielberg... también. Y tardó alrededor de 3 años en lograr mostrar su particular visión de las historias del niño belga de Hergé, actualmente en los cines.

Una de las primeras cosas que tengo que decir es que tal y como me advirtieron, al empezar la carrera de Comunicación Audiovisual, jamás volvería a ver una película igual. Y tengo que decir que viendo Tintín y el secreto del unicornio, me fue imposible no examinar los detalles más técnicos de la película, quizás porque Spielberg demuestra con mucha gracia el arte de contar una historia, que no tiene por qué ser demasiado buena, pero si demuestra que puede trazar con gran maestría la forma de contar esa historia.
La primera cosa que llama la atención son los créditos de apertura. Podrías pararte a verlos y asombrado quedarías de cómo en apenas un minuto y medio te ha puesto en situación sobre quién es Tintín, qué hace y para qué. Una de las mejores cosas de la película sin dudarlo.

Un detalle de los que no puedes parar de pensar durante la película es la gran complejidad durante el rodaje ya que aúnan rodaje y postproducción casi en el mismo momento. Se rueda para la edición digital prácticamente. Eso cambia todas las percepciones obtenidas hasta hace unos años sobre la fina linea divisoria que separa las fases de la creación de una película.
Unido a este detalle, es imposible no preguntarte y dejar de maravillarte viendo sobre todo los escenarios (hoy por hoy los personajes no lo consiguen aún) si estás viendo algo hecho por ordenador o si es real.

Si tengo dos cosas que destacar de la película y por la que recomendaría su visionado serían los movimientos de cámara y los raccord de continuidad.
De la primera, decir que he visto planos y movimientos imposibles y vertiginosos acordes a la acción de la película donde en todo momento la cámara ofrece movimientos imposibles como cuando pasa por debajo de los coches en la huída de cierto personaje de la película. Sientes que la cámara vuela y cómo se coloca en el punto exacto demostrando la amplia experiencia del director.
De la segunda, la secuencia de la explicación de la leyenda del unicornio supera con creces esa posibilidad de raccord de continuidad que a mí me enseñaron en la facultad. La forma que tiene de conectar la historia del pasado con el presente es prácticamente única en su estilo, logrando unificar ambos periodos en uno (reflejos en burbugas, espadas por bolígrafos y un sin fin de ellos).

Para los amantes del comic también hay algunos guiños como... ¿los típicos golpes que te dan y vuelan pajaritos sobre tu cabeza? El director consigue darle un golpe de tuerca a un detalle como ese para lograrlo real y efectivo para los más nostálgicos.

Y puede que con todos estos detalles intente suplir un guión bastante predecible y con una historia no muy diferente de otras muchas ya contadas teniendo Steven Spielberg que atraer por otros medios al público; y lo consigue. Tanto como los más críticos como los fanáticos de los cómics y los demás quedarán satisfechos por un lado u otro.
Es una historia más pero contada de forma muy peculiar. Quizás si no fuera por ser Tintín ni por tener el director que tiene, sería una película no muy destacable y muy lejos de ser digna ver pero en esta ocasión el protagonista tiene un perrito llamado Milú y el director dista mucho de aquel chico que quiso contar la historia de un extraterrestre.

Andrés Oreja

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