Alvin y las Ardillas
"ALVIN Y LAS ARDILLAS" (2007): El trabajo infantil en la industria musical.
En el año 2007 se estrenó la película norteamericana “Alvin y las ardillas”, una película de comedia dirigida por Tim Hill. Esta cuenta la historia de tres ardillas parlantes llamadas Alvin, Simon y Teodoro que resultan poseer una sensibilidad especial para la música, y de cómo Dave —un compositor frustrado y solitario de Los Ángeles— acaba adoptándolas accidentalmente. A pesar de lo difícil que es la convivencia entre ellos, el músico se ve inspirado por el talento de las ardillas y les ofrece un hogar a cambio de interpretar las canciones que él compone.
Portada. "Alvin y las Ardillas" (2007) en España. |
Pero lo que comienza siendo un trato justo para Dave y la posible salvación de su trabajo, se complica cuando Ian —jefe de su empresa y manager de las estrellas— descubre la existencia de las ardillas y del producto nuevo, diferente y rentable que pueden suponer para él. Por lo tanto, no tarda en presentarles un contrato discográfico y en hacerlas internacionalmente famosas.
La carrera de Alvin, Simon y Teodoro despega de la noche a la mañana y, en un principio, adoran su nuevo estilo de vida, pues además de amar la música y cantar juntos, se ven expuestos a un mundo previamente desconocido para ellos en el que pueden conseguir todo lo que se antojen y hacer todo lo que quieran sin recibir consecuencias negativas. Mientras Dave les ponía restricciones —lo que chocaba con su naturaleza inquieta y traviesa—, Ian solo se preocupaba por el dinero. Es decir, no se dedicaba a educarlas, pues solo quería hacer negocio a partir de ellas: mientras siguiesen haciendo lo que él necesitaba (dar conciertos, grabar álbumes y hacer promoción constante), el resto del tiempo no estaban obligadas a seguir ninguna norma de comportamiento.
Fotograma. "Ian hablando con Alvin".
A primera vista, y teniendo la mentalidad de tres niños preadolescentes, la opción de ajustarse a las directrices de Ian parecía más atractiva y fácil, pero a largo plazo resultó ser una situación insostenible. Al fin y al cabo, estaban viviendo como niños eternos que trabajaban como adultos, siendo explotados su tiempo, imagen e infancia. Vivían una falsa ilusión de libertad, pues no eran realmente dueños de su vida. Ian se lucraba a costa de su bienestar aprovechándose de que eran jóvenes e inmaduros, sabiendo que si seguía manteniéndolos ajenos a toda prohibición, no tendrían ninguna razón por la que rebelarse contra él.
En escenas como la de la mañana de Navidad vemos este contraste de manera clara, pues comienza con Dave regalándoles bonos de ahorro. A las ardillas no les gusta el regalo, pues no es lo típico que le hace ilusión recibir a un niño el 25 de diciembre, pero denota cómo Dave ha asumido ser una figura paterna que se preocupa por ellos. Y aunque sigue sin ser un regalo muy adecuado que regalarle a tres ardillas jóvenes, la intención con la que se hizo era buena.
Por otro lado y en medio de la decepción de este primer regalo, llega Ian por sorpresa con una gran cantidad de juguetes. Esto sí que se ajusta más a lo que las ardillas querían, pero las intenciones del manager eran de todo menos puras, pues quería llevarse a los chicos hacia su terreno: mantenerlos felices para que, por un lado, lo prefiriesen a él antes que a Dave, y por otro, hicieran lo que él quisiese.
Fotograma. "Teodoro, Alvin y Simon en la mañana de Navidad".
Desde el punto de vista de Dave, a pesar de que había sido capaz de salir a flote profesionalmente, su forma de ser le impedía disfrutar del éxito, pues se preocupaba genuinamente por las ardillas más allá del dinero que le estaban haciendo ganar, y no quería seguir permitiendo que fuesen utilizadas de esa manera.
Otro punto de inflexión es la escena del café, en la que vemos cómo Alvin, Simon y Teodoro están en el estudio intentando grabar su próximo álbum, pero el cansancio acumulado que tienen por haber llevado un ritmo desenfrenado de trabajo les impide mantenerse despiertos. Ante este problema, Ian les ofrece una bebida con café a cada uno para que pudiesen continuar con su productividad. Este es el momento en el que las ardillas comienzan a darse cuenta de que a Ian no le importa su salud o comodidad, sino lo que puede obtener de ellas. Es un punto de inflexión porque, desde el punto de vista de los chicos, a Ian se le cae la “careta” y comienzan a ver todo lo que no les gusta.
Las ardillas están cada vez más incómodas con la situación que están viviendo, pero se les hace difícil salir de ahí porque, por un lado, se han distanciado de Dave y, por otro, cuanto más se oponen a lo que quiere Ian, más controlador es Ian con ellas. De hecho, el punto álgido de este control se da cuando les fuerza a ir a un concierto encerrándolas en una jaula, tratándolas como mascotas y no como seres con autonomía y sentimientos.
Fotograma. "Propiedad de Jett Records".
Aunque esta película está realizada en tono de comedia absurda para niños, y no pretendía establecer una crítica a la industria musical más allá de la parodia superficial, puede ser tomada como una metáfora de una parte muy específica de la industria musical norteamericana, pues la figura de Ian y su relación con las ardillas recuerda a la situación que sufrieron NSYNC y los Backstreet Boys (dos de las boybands más conocidas de los años 90) con Lou Pearlman, quien decía ejercer de su manager pero resultó ser un estafador que se quedó con todo el dinero que los artistas recaudaron durante años de carrera.
Lou Pearlman con los Backstreet Boys.
Lou Pearlman fue desenmascarado y denunciado por fraude un año antes de la producción de esta película, debiendo más de 300 millones de dólares. Y aunque se desconoce que la figura de Ian y este caso tengan una relación directa, sí que es destacable la cercanía en tiempo de este caso con el estreno del filme, pues demuestra que este tema de la explotación y estafa de artistas en la industria musical estaba a la orden del día durante esa época y más anclado a la realidad de lo que puede parecer a simple vista.
Ian es la caricatura de un villano del mundo real, y las ardillas funcionan como la representación de todos los niños de Hollywood que, a lo largo de la historia, han sido explotados y utilizados para que adultos se lucren a cosa de su salud física y mental. Carreras como las de Justin Bieber, Drew Barrymore, Judy Garland… o las estrellas infantiles que en las décadas de 2000 y 2010 surgieron a la fama con Disney Channel o Nickelodeon.
Judy Garland, Drew Barrymore y Amanda Bynes.
Casi sin quererlo, "Alvin y las Ardillas" (2007) resulta una reivindicación contra todos aquellos magnates de la industria del entretenimiento que tratan a los niños como “monos de feria” o, mejor dicho, “ardillas de feria”.